La technología, la modernidad, las nuevas tendencias y otras tantas novedades que se presentan permanentemente en nuestra cotidianidad parecen distraernos de lo básico y de lo esencial de la vida. Ya nos encontramos en el comienzo de la primavera y experimentamos diferentes cambios en el ambiente: Flores muy coloridas, polen cubriendo nuestros automóviles, cambios constantes en el clima, almacenes ofreciendo la última tendencia en productos de la temporada, y recientemente, el cambio del horario que muchos no apoyan y a otros, realmente no afecta en nada.

En algunas culturas poco industrializadas se prestaba especial atención a las señales que la naturaleza, en su perfecta sabiduría manifestaba en relación con cultivos, tormentas, deslizamientos, movimientos telúricos, el comportamiento de los animales e incluso en las mismas personas. Era vital conocer todo ello para sobrevivir.

¿Usted recuerda cuando se decía que la gente con problemas mentales se comportaba más agresiva cuando había luna llena? Se ha estudiado ampliamente que la luna tiene más efectos de los que uno piensa en la naturaleza, y también en nosotros. La luna tiene efectos importantes sobre la marea, tiene influencia significativa en los animales y su ciclo reproductivo, el crecimiento de las plantas, la estabilización del clima, entre otros. Y si hablamos del sol, es vital para nuestra supervivencia, tanto que expertos recomiendan que lo debemos tomar diariamente para aumentar la vitamina D que previene múltiples enfermedades y hasta mejora nuestro estado de ánimo.

¿Se ha detenido unos minutos a observar el comportamiento de los animales antes de un huracán? Es increíble. Aunque ellos no son seres racionales ponen todos sus sentidos para leer las señales de la naturaleza a través de olores, movimientos, o formas y así pueden subsistir y mantener la especie. ¡Incluso algunas plantas lo hacen!

La naturaleza siempre busca el balance, desafortunadamente algunos humanos no. Nuestro planeta y sus recursos naturales están diseñados para la subsistencia humana, construir ciclos, renovarse, descartar lo que no es necesario y destruir lo que destruye; sin embargo, la producción de elementos tóxicos y sintéticos hacen que ese balance se rompa y cree efectos negativos en nuestra supervivencia. El exceso de desechos que no se desintegran fácilmente como los plásticos, materiales inflamables y químicos ponen toda vida en riesgo.

Dejarnos guiar por lo básico y natural, usar lo necesario, observar y aprender de la naturaleza misma, nos hará más parte de ella. Es importante y urgente recordar que aunque somos la especie dominante y racional debemos cuidar de nuestros recursos y dejar un legado para las futuras generaciones. ¿Lo ha pensado y puesto en marcha desde su vida personal o su negocio? ¡Aprender de los más pequeños es una lección grande!

Escritor Colaborador,

Carolina Rojas-Gee es la Directora de Marketing y Comunicaciones de la Cámara de Comercio de Greater Palm Bay y trabaja con el Grupo de Redes Multiculturales para fortalecer esta comunidad. Es originaria de Colombia, lo que hace que esta experiencia sea aún más emocionante y relevante.